El sábado 3 de mayo vivimos algo distinto. Nos encontramos, sí, como tantas veces. Pero esta vez, lo hicimos acompañadas por seres nobles que no usan palabras y, sin embargo, nos enseñaron muchísimo: los caballos.
Junto a Fundación La Vidalita organizamos una jornada de trabajo y aprendizaje donde profundizamos en lo que significa realmente trabajar en red. En un entorno natural y amorosamente cuidado, nos abrimos a una experiencia de equipo con un componente muy especial: la equinoterapia como herramienta para fortalecer la comunicación, la confianza y el liderazgo colectivo.
Los caballos nos ayudaron a mirar hacia adentro y hacia el costado. A entender que para avanzar, muchas veces hay que frenar, observar, acompañar. Aprendimos sobre su mundo, su lenguaje, sus necesidades… y también sobre la importancia de cuidarlos, protegerlos y reconocerlos como aliados valiosos en procesos de transformación humana.
Fue una tarde de encuentro sincero, de miradas que se entienden, de silencios compartidos. Nos volvimos más conscientes de nuestra propia fuerza como grupo de voluntarias, más conectadas entre nosotras y con lo que nos mueve: generar redes que cuidan, que impulsan, que transforman.
Gracias Fundación La Vidalita por recibirnos con los brazos —y los portones— abiertos. Gracias por guiarnos en una experiencia tan potente como amorosa. Seguimos convencidas de que cuando trabajamos en red, todo se potencia.












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